La solución me vino como un milagro, se trataba de algo sencillo, si al golpear mi cuerpo este era mandado en la dirección que la bruja lo lanzaba puedo probar moviendo los objetos que están en mi alrededor, el cuchillo que lleve lo lance donde se suponía que representaba la casa golpeando una pequeña columna de allí, en ese momento la columna que estaba al lado de la bruja colapso, mientras eso pasaba me dedique a borrar las marcas que estaban en el piso, ya que temí que si un ladrillo cayera en mi dedo me aplastaría a mi.
La bruja quedo hecha un charco de sangre, entre a cada cuarto para descubrir como salir de allí, en eso encontré un libro negro donde decía que la forma de separar un alma de un cuerpo era con un hechizo donde al superar una zona determinada el alma y el cuerpo dejarían de estar juntos, era necesario una parte de el y un punto de sangre, lo tenían todo, mi dedo y la sangre que cayo en la runa.
La única forma de acabarlo era destruyendo la zona central junto con la runa que determinaba el tamaño, en este caso la de la casa de la bruja, el hechizo servía para dar juventud eterna, es por ello que todos eran tan jóvenes, agarre un encendedor y al mismo tiempo saque de mi casa un balón de gasolina y volví a destruir ese lugar, mientras salía podía ver luces por varias partes del pueblo, todas las luces volaban por diferentes direcciones escapando del lugar, poco tiempo después busque otra ciudad donde vivir, buscar un trabajo y buscar personas con quien practicar los hechizos que el libro me enseñaría
Fin
jueves, 28 de enero de 2010
El pueblo - Final
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