Mi nombre es Teddy Christian del Aguila del Aguila, esta es una de mis historias, una que cambio mi percepción para siempre, esta parte de mi vida paso por el año 2009, en lo que en Perú fue conocida como la huelga de indígenas, permítanme comentarles que no soy una persona con un gran físico, en esa época estaba en recuperación de una cirugía, nada grave para ser sincero, por ese entonces manejaba una moto de marca tornado, una 250 que me hacia parecer alto(mido 1.62), y como toda persona tengo mis amigos, en esa ocasión me acompañaban dos de ellos
, Roland Reiner Echeverría Ibaceta y Manuel Elías Torres Tovar, Manuel por esas fechas Manuel tenia una moto automática 125, se preguntaran por que hablo de las motos, es que tienen un valor especifico dentro de la historia, mi historia se remonta en un día como cualquiera, mis clases absorbían todo mi tiempo, sumado a eso mis practicas preuniversitarias, tanto Manuel, Roland y yo estábamos haciendo nuestras practicas en la misma institución, y ese día nos mandan a una sucursal a arreglar un servidor que había caído, esta sucursal quedaba en otra ciudad aproximadamente a 20 km, partimos a las 10 de la noche, ya que por esa hora yo salía de clase, habíamos quedado por sorteo que yo manejaría la moto de Manuel, y Roland por ser el mas alto y experimentado la mía, aparte que Roland era el mas alto de mi grupo (mide 1.85), el trabajo fue relativamente sencillo, terminamos aproximadamente a las 12 de la noche, a la vuelta yo bromeaba de la llorona(un alma en pena, pronto saldrá publicado) y ellos me decían que no le falte el respeto, yo solo me reía, en ello cae una niebla espesa, por su puesto que me asuste, en ello veo a una mujer en la carretera, casi acelero cuando vi que me hacia señales, me pare a su costado y ella me dijo que el y su novio, el cual se encontraba en la hierba alta saciando sus necesidades físicas habían quedado varados por un problema en la llanta trasera, me dijo que unas amigas se fueron a traer ayuda, pero el problema era que a la persona que fueron a pedir ayuda no sabia el camino de a la ciudad, nos ofrecimos a ayudarle, recogimos a las chicas y al chico que venia en ayuda a unos 12 km del lugar, pudimos encontrar un patrullero policial y logramos llevar la moto a un centro mecánico de ayuda, tengo que mencionar que las chicas también traían motos, ahora éramos un grupo de 5 motos, devolví la moto a Manuel, el se llevo a una de las chicas, yo y Rolando también llevábamos una chica, debo admitir que por la operación había bajado de peso por esas fechas, pero al estar a 5 km de llegar a Tarapoto nos dimos cuenta que los indígenas habían tomado la carretera, al intentar volver por el mismo camino nos dimos con la sorpresa que también estábamos encerrados por la parte de atrás, en ambos lado habían tumbado arboles para no pasar, regresamos a la dirección de Tarapoto a pedir clemencia, ya que el clima presagiaba lluvia, por esas fechas era temporada de lluvia, ellos para desorientarnos empezaron a hablar en sus lenguas indígenas, sabíamos que hablaban nuestro idioma pero ellos no querían escuchar nuestra clemencia, la lluvia se acercaba poco a poco de a nosotros, pero una persona nos comento de un camino cerca por donde nos podíamos meter y llegar a Tarapoto, lo escuchamos con calma, nos dijo que subiendo por allí teníamos que pasar por un camino de barro y que tendríamos que ir hasta un puente de madera, de allí bajar y llegábamos a Tarapoto, las cinco motos decidimos ir, el no podía por que llevaba un motocar con equipaje valioso, solo intentando subir quedo sumergido en el barro imposibilitando su camino, algunas motos al ver el camino señalado entraron con nosotros, un total de 4 motos, en ese momento éramos ya 9 motos, el camino era horrible, por donde íbamos estaba completamente lleno de barro, Roland manejaba, su altura era suficiente para los caminos barrosos, Manuel igual ya que su moto era pequeña, solo que las chicas que estaban de pasajeras iban conmigo a pie, yo les gastaba bromas para pasarles el miedo que poseían , el estar con tanta gente y ellas solas en un lugar oscuro, creo que temían que fuéramos de los malos, encontramos un puente de cemento, y el chico que fue a ayudarlos grito por allí, ya salimos, las 4 motos que se nos unieron lo siguieron, como nosotros estábamos ayudando a las chicas no demoramos en acelerar, aparte que la Tornado era demasiado pesada, como Roland patinaba en esa parte teníamos miedo del barranco que había a la izquierda lo llevamos empujando, al llegar a la bajada del puente escuchamos un “allí están atrápelos, lo tenemos, sáquenles la mier…, allí veo luz”, al instante apagamos todos los faros de las motos, subimos con cautela mientras oíamos los gritos de los que bajaron de esa forma como todos unos cobardes, subimos de mas y vimos la luz de una linterna, era un cuidador de una chacra, decidí hacer contacto con el, el nos dijo que no era parte de la revuelta indígena, allí estuvimos descansando media hora, en eso bajo una pareja con leña, cuando se perdieron de nuestra vista una de las chicas dijo asustada nos acosaran vámonos de una vez de aquí, al instante nos empezamos a mover con la luz de nuestros celulares, temíamos que vieran la luz de nuestras motos, al caminar un poco empezó nuestra odisea, hubo un grito tras nuestro, decían “allí están, vamos por ellos” , prendimos las motos como desesperados, una de las chicas se fue dejando a su compañera, ella corrió desesperada, era la que mas se quejaba de sus tacos y de las espinas que había en el camino que le impedían caminar, pero en ese momento corrió como si estaría buscando ganar una carrera, nosotros patinábamos en la moto, mientras sentíamos que se acercaban mas y mas, caían piedras en nuestra espalda, y lanzas a unos metros de nosotros, el miedo se apoderaba de mi y de Roland, pues éramos los que nos habíamos quedado por el peso de la moto, recibíamos las piedras con nuestras carnes, quedamos pasamos por una zona Pedrosa donde Manuel tumbo unas cuantas piedras las cuales nos atascaron con la llanta trasera, juro que pensé en dejar la moto tirada y salir corriendo pero la desesperación me dio la idea de saltar de la moto y darle un empujón con mi cuerpo mientras le decía a Roland acelera, salimos del hueco, Roland salto unos metros por el impulso de la velocidad y yo corrí y salte al asiento de pasajero, la carretera por esa parte ya era mas estable, y vimos el puente de madera, entramos y salimos a la carretera principal, en una parte donde los indígenas no bloqueaban la carretera, pudimos alcanzar a la que corría como a 100 metros de empezar la carretera, sus pies sangraban y ahora no llevábamos 1 chica sino dos, pues el chico que les fue a ayudar y que sabíamos que la había palmado llevaba a una, logramos salir de esa y dijimos que nunca mas volveríamos a ir a Lamas, cosa extraña pues a la semana volvimos para ver como estaba el servidor.
, Roland Reiner Echeverría Ibaceta y Manuel Elías Torres Tovar, Manuel por esas fechas Manuel tenia una moto automática 125, se preguntaran por que hablo de las motos, es que tienen un valor especifico dentro de la historia, mi historia se remonta en un día como cualquiera, mis clases absorbían todo mi tiempo, sumado a eso mis practicas preuniversitarias, tanto Manuel, Roland y yo estábamos haciendo nuestras practicas en la misma institución, y ese día nos mandan a una sucursal a arreglar un servidor que había caído, esta sucursal quedaba en otra ciudad aproximadamente a 20 km, partimos a las 10 de la noche, ya que por esa hora yo salía de clase, habíamos quedado por sorteo que yo manejaría la moto de Manuel, y Roland por ser el mas alto y experimentado la mía, aparte que Roland era el mas alto de mi grupo (mide 1.85), el trabajo fue relativamente sencillo, terminamos aproximadamente a las 12 de la noche, a la vuelta yo bromeaba de la llorona(un alma en pena, pronto saldrá publicado) y ellos me decían que no le falte el respeto, yo solo me reía, en ello cae una niebla espesa, por su puesto que me asuste, en ello veo a una mujer en la carretera, casi acelero cuando vi que me hacia señales, me pare a su costado y ella me dijo que el y su novio, el cual se encontraba en la hierba alta saciando sus necesidades físicas habían quedado varados por un problema en la llanta trasera, me dijo que unas amigas se fueron a traer ayuda, pero el problema era que a la persona que fueron a pedir ayuda no sabia el camino de a la ciudad, nos ofrecimos a ayudarle, recogimos a las chicas y al chico que venia en ayuda a unos 12 km del lugar, pudimos encontrar un patrullero policial y logramos llevar la moto a un centro mecánico de ayuda, tengo que mencionar que las chicas también traían motos, ahora éramos un grupo de 5 motos, devolví la moto a Manuel, el se llevo a una de las chicas, yo y Rolando también llevábamos una chica, debo admitir que por la operación había bajado de peso por esas fechas, pero al estar a 5 km de llegar a Tarapoto nos dimos cuenta que los indígenas habían tomado la carretera, al intentar volver por el mismo camino nos dimos con la sorpresa que también estábamos encerrados por la parte de atrás, en ambos lado habían tumbado arboles para no pasar, regresamos a la dirección de Tarapoto a pedir clemencia, ya que el clima presagiaba lluvia, por esas fechas era temporada de lluvia, ellos para desorientarnos empezaron a hablar en sus lenguas indígenas, sabíamos que hablaban nuestro idioma pero ellos no querían escuchar nuestra clemencia, la lluvia se acercaba poco a poco de a nosotros, pero una persona nos comento de un camino cerca por donde nos podíamos meter y llegar a Tarapoto, lo escuchamos con calma, nos dijo que subiendo por allí teníamos que pasar por un camino de barro y que tendríamos que ir hasta un puente de madera, de allí bajar y llegábamos a Tarapoto, las cinco motos decidimos ir, el no podía por que llevaba un motocar con equipaje valioso, solo intentando subir quedo sumergido en el barro imposibilitando su camino, algunas motos al ver el camino señalado entraron con nosotros, un total de 4 motos, en ese momento éramos ya 9 motos, el camino era horrible, por donde íbamos estaba completamente lleno de barro, Roland manejaba, su altura era suficiente para los caminos barrosos, Manuel igual ya que su moto era pequeña, solo que las chicas que estaban de pasajeras iban conmigo a pie, yo les gastaba bromas para pasarles el miedo que poseían , el estar con tanta gente y ellas solas en un lugar oscuro, creo que temían que fuéramos de los malos, encontramos un puente de cemento, y el chico que fue a ayudarlos grito por allí, ya salimos, las 4 motos que se nos unieron lo siguieron, como nosotros estábamos ayudando a las chicas no demoramos en acelerar, aparte que la Tornado era demasiado pesada, como Roland patinaba en esa parte teníamos miedo del barranco que había a la izquierda lo llevamos empujando, al llegar a la bajada del puente escuchamos un “allí están atrápelos, lo tenemos, sáquenles la mier…, allí veo luz”, al instante apagamos todos los faros de las motos, subimos con cautela mientras oíamos los gritos de los que bajaron de esa forma como todos unos cobardes, subimos de mas y vimos la luz de una linterna, era un cuidador de una chacra, decidí hacer contacto con el, el nos dijo que no era parte de la revuelta indígena, allí estuvimos descansando media hora, en eso bajo una pareja con leña, cuando se perdieron de nuestra vista una de las chicas dijo asustada nos acosaran vámonos de una vez de aquí, al instante nos empezamos a mover con la luz de nuestros celulares, temíamos que vieran la luz de nuestras motos, al caminar un poco empezó nuestra odisea, hubo un grito tras nuestro, decían “allí están, vamos por ellos” , prendimos las motos como desesperados, una de las chicas se fue dejando a su compañera, ella corrió desesperada, era la que mas se quejaba de sus tacos y de las espinas que había en el camino que le impedían caminar, pero en ese momento corrió como si estaría buscando ganar una carrera, nosotros patinábamos en la moto, mientras sentíamos que se acercaban mas y mas, caían piedras en nuestra espalda, y lanzas a unos metros de nosotros, el miedo se apoderaba de mi y de Roland, pues éramos los que nos habíamos quedado por el peso de la moto, recibíamos las piedras con nuestras carnes, quedamos pasamos por una zona Pedrosa donde Manuel tumbo unas cuantas piedras las cuales nos atascaron con la llanta trasera, juro que pensé en dejar la moto tirada y salir corriendo pero la desesperación me dio la idea de saltar de la moto y darle un empujón con mi cuerpo mientras le decía a Roland acelera, salimos del hueco, Roland salto unos metros por el impulso de la velocidad y yo corrí y salte al asiento de pasajero, la carretera por esa parte ya era mas estable, y vimos el puente de madera, entramos y salimos a la carretera principal, en una parte donde los indígenas no bloqueaban la carretera, pudimos alcanzar a la que corría como a 100 metros de empezar la carretera, sus pies sangraban y ahora no llevábamos 1 chica sino dos, pues el chico que les fue a ayudar y que sabíamos que la había palmado llevaba a una, logramos salir de esa y dijimos que nunca mas volveríamos a ir a Lamas, cosa extraña pues a la semana volvimos para ver como estaba el servidor.

0 comentarios:
Publicar un comentario