La noche era la más oscura que había vivido, era una noche nublada que perturbaba el corazón más frio y el alma más fuerte, toda la familia había decidido salir temprano de la casa para ganar los mejores asientos de la feria que se estaba realizando, pasando por la carretera oímos el sonido de niños que lloraban desamparados, el sonido era tan fuerte que retumbaba en la cabeza, perdimos el control del vehículo
, se produjo un golpe seco mientras nos restablecíamos las voces se hacían cada vez mas fuertes.
Piedras volaban por todo el lugar golpeando los vidrios, las llantas y la carrocería, mi hermana y yo gritábamos, no podíamos aguantar los golpes ni el llanto que destrozaba nuestros nervios, nuestros padres rezaron, nos insistieron rezar hasta que el llanto se detuvo, las piedras dejaron de volar a nuestro alrededor, y vimos la siluetas de decenas de niños acercándose poco a poco, vimos como jugaban en la noche con pelotas destrozadas, otros con pequeñas piedras las cuales usaban como canicas, mientras que otros se acercaban aun mas a nuestro auto, sus caras estaban sucias, cuando llegaron lo suficiente vimos la imagen de cadáveres caminando, algunos tenían la cabeza partida, otro su ojo derecho había sido removido, todos tenias heridas mortales en alguna parte de su cuerpo, a la vez que su pigmento era de un color verdoso, ellos se reían mientras veían nuestra cara de pánico.
Mi padre aseguro las puertas en el acto mientras mi madre parecía ida de si, los niños parecían alejarse un paso cada 10 segundos le pedimos a mi padre que acelere, pero la idea de atropellar niños no pasaba por su cabeza, los niños empezaron a hacer señas con la mano, mi madre pareció recobrar el conocimiento, y en poco tiempo quito el seguro de la puerta, mi padre estupefacto por el acto no pudo detenerla y menos cuando bajo del auto, se acerco a los niños, nosotros veíamos petrificados cuando todos los niños iban en su encuentro, y llegaban al precipicio, cada niño empezó a saltar, llego el turno de mi madre y salto sin pensarlo dos veces.
A la mañana siguiente nadie encontró el cadáver de mi madre, actualmente seguimos buscándola aunque sabemos que nunca mas volveremos a verla
, se produjo un golpe seco mientras nos restablecíamos las voces se hacían cada vez mas fuertes.
Piedras volaban por todo el lugar golpeando los vidrios, las llantas y la carrocería, mi hermana y yo gritábamos, no podíamos aguantar los golpes ni el llanto que destrozaba nuestros nervios, nuestros padres rezaron, nos insistieron rezar hasta que el llanto se detuvo, las piedras dejaron de volar a nuestro alrededor, y vimos la siluetas de decenas de niños acercándose poco a poco, vimos como jugaban en la noche con pelotas destrozadas, otros con pequeñas piedras las cuales usaban como canicas, mientras que otros se acercaban aun mas a nuestro auto, sus caras estaban sucias, cuando llegaron lo suficiente vimos la imagen de cadáveres caminando, algunos tenían la cabeza partida, otro su ojo derecho había sido removido, todos tenias heridas mortales en alguna parte de su cuerpo, a la vez que su pigmento era de un color verdoso, ellos se reían mientras veían nuestra cara de pánico.
Mi padre aseguro las puertas en el acto mientras mi madre parecía ida de si, los niños parecían alejarse un paso cada 10 segundos le pedimos a mi padre que acelere, pero la idea de atropellar niños no pasaba por su cabeza, los niños empezaron a hacer señas con la mano, mi madre pareció recobrar el conocimiento, y en poco tiempo quito el seguro de la puerta, mi padre estupefacto por el acto no pudo detenerla y menos cuando bajo del auto, se acerco a los niños, nosotros veíamos petrificados cuando todos los niños iban en su encuentro, y llegaban al precipicio, cada niño empezó a saltar, llego el turno de mi madre y salto sin pensarlo dos veces.
A la mañana siguiente nadie encontró el cadáver de mi madre, actualmente seguimos buscándola aunque sabemos que nunca mas volveremos a verla

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