Desde niña siempre me gusto mirar la vista de la playa, desde niña nunca quise estar sola en mi casa, no recuerdo el momento que mi madre dejo la casa, pero lo que siempre recordare es el aire que circulaba siempre por mi alrededor, un aire saturado de grasa
, supongo que el negocio que mi padre amaba fue lo que desunió a nuestra familia, el era un amante de la cocina para el cuanto mejor sea la grasa mejor será el sabor, es por ello que en el primer piso de mi casa siempre el horno funcionaba y donde vivíamos siempre recibía la grasa convertida en gas.
Tenía un hermano mayor, el siempre se metía conmigo, de el recuerdo los golpes y jalones de pelos que me mantenían alerta, hasta que una noche le vi, había heredado el mismo gusto que poseía mi padre, le encantaba la grasa, unas cuantas veces le sorprendía tomándose litros y litros de aceite, así fue mi vida por algunos años hasta que mi hermano llego a la pubertad y el producto de su mal apetito le produjo una mala reputación, esto le causo problemas durante varios años, un día pude ver cómo le trataban, era tratado peor de lo que él me trataba a mí, corrí de miedo pues los chicos que le propinaban la golpiza eran el doble de mi tamaño, mi hermano llego a la casa, su cara era un desastre, pero no por los golpes, mas era por los barros que poseía, me vio y estallo en cólera, para él estaba seguro que también me estaba burlando de él al momento que lo golpeaban, los golpes eran duros, mi cuerpo no pudo soportar más, me estaba asfixiando pero un golpe metálico en la cabeza de mi hermano puso fin a su locura, mi padre logro parar la rabia hostil de mi hermano, pero su vida fue el precio, mi padre no sabía qué hacer, pero logro desaparecer el cuerpo.
Durante un mes, la comida del restaurante estaba en boca de todos, mi padre no mostraba pena por la muerte de mi hermano, pero por esas fechas empecé a soñar que volvía a mi niñas y veía el mar, pero al acercarme el mar era de grasa, y al despertar siempre tenía granos en la cara, tal como le empezaron a mi hermano una noche no aguante la pesadilla y al despertar mi padre me estaba dando de beber el aceite, no podía creerlo, por noches no dormía, me mantenía despierta, la tienda ya no habría, una noche baje, y vi que mi padre cortaba su propia pierna y empezaba a cocinar, pero no salía de ella sangre, solo salía aceite…
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