EL MUÑECO ASESINO

Siempre fui un niño de lo mas mimado, siempre lo que quería mis padres me lo compraban, asi que no es de extrañar que pidiera las cosas mas raras, en fin tenia 6 años y aunque a mi no me gustaban los juguetes (siempre me gusto los videojuegos) pedí con reselo uno, ya que mi compañero de clase Augusto quedo bastante bien con un muñeco que llevo, me llevaron a todo tipo de jugueteria mas no encontraron algo que compitiera con el de Augusto, me sentía frustrado y siempre con el berrinche el cual ya era casi una enfermedad.

La desesperación de mis padres por complacerme llego a tal punto que decidieron llamar a los padres de Augusto preguntándoles donde compraron el juguete, cuando escuche ello me puse feliz ya que al fin competiría con él, realmente no sabia que veían a ese muñeco mis compañeros, seguro a su corta edad les gustaban los misterios ya que este muñeco era uno de ellos, tenia una sonrisa que a mi me daba algo de miedo, y parecía como si en cualquier momento iba a tomar vida, pero eso no me importo al instante que el quedo como el mas popular de mi salón.

Llegamos al lugar donde vendían esos muñecos, no podríamos llamarle jugueteria aunque mintiéramos, ya que simplemente era una casa, algo lúgubre, en el había un árbol que poseía evidencia de que alguien lo cortaba, en el lugar tocamos la puerta, nos resivio una mujer de avanzada edad, con un tono de voz nervioso nos atendió, mi padre exigió ver los muñecos que vendían ya que estaba seguro que allí lo vendían, la señora al escuchar esa frase mostró señales de alegría, nos dejo pasar, su casa no era la gran cosa, una mesa, una silla, un televisor, lo típico de una casa de ancianos, entra lo mas rápido que su edad permitían para su cuarto y de el saco un títere, a mis padres no les gusto el muñeco la verdad a mi tampoco, pero tenia el mismo aspecto misterioso que tenia el muñeco de Augusto y aunque mis padres se negaban a comprarme mis berrinches pudieron mas que ellos, la señora simplemente me dio el muñeco y no pidió dinero, simplemente dijo que hace esos muñecos por diversión, y ver a niños tan felices de querer uno le llenaba de satisfacción.

El títere parecía ser el de los que sirven para hacer ventrilogia, mis padres me explicaron aquello, esa noche me fui a dormir pensando en como ganar reputación, al empezar las clases llegue feliz con mi nuevo amigo, hasta ya le había puesto un nombre, el cual con los años se me llego a olvidar, mis amigos y compañeros cayeron hacia mi como moscas a la miel, querían ver el muñeco de cerca, mientras Augusto me miraba de lejos con una cara de querer ridiculizarme, la profesora se demoraba en ingresar al salón, así que aprovechar mis dotes de ventrilogia, el cual cultivaba horas antes, me senté al frente para hacer una muestra de lo que podía hacer, tanto yo como mis compañeros no entendíamos de como se tiene que hacer, yo simplemente hablaba de forma visible mientras movía la boca de mi títere, mis compañeros me aplaudían como si fuera una estrelle, menos Augusto que dijo medio molesto, “Si es que no lo sabes, tu no tienes que hablar o no sabias??”, ese comentario alarmo a mis compañeros los cuales empezaron a criticarme, yo realmente no sabia que hacer, pero de un momento, el muñeco grito, dijo con una voz amenazante – Silencio!!!!, niños podrían callarse, acaso no saben que necesito dormir- el comentario me dejo helado, no sabia que decir, mis compañeros solo aplaudían, creyeron que todo el tiempo fui yo el que decía esas palabras, el muñeco movía la cabeza y miro a Augusto y dijo – Hey muchacho, si tu, donde dejaste a mi hermano, quiero verlo – Augusto mosqueado respondió que lo dejo en casa, en ese momento el muñeco empezó a reírse con tanta fuerza que la maestra no tardo en aparecer, decomisando mi muñeco y dejándolo con los otros juguetes.

Al salir de clases solo quería dirigirme a mi casa, mis padres como siempre me esperaban a la salida de la escuela, no comente nada del muñeco, la verdad no quería recuperarlo su presencia me asustaba, al entrar a mi habitación lo encontré, en su boca estaba un dedo humano y mostraba señales de sangre en todo su cuerpo, caí hacia atrás de la impresión.

- ¿Por que me dejaste?
- No quise, la profesora te alejo de mi
- Así, pues ya me encargue de ella
- Espera, que le hiciste a mi maestra

Lanzo el dedo que estaba alojado en su boca, y mostró una sonrisa, el sonido de la madera al contorsionarse me puso la piel de gallina

- No la habrás hecho daño, no?
- Simplemente no volverás a verla, por cierto tu amigo no le cae bien a mi hermano
- Augusto??, el no es mi amigo
- A entonces no te importara lo que le suceda
- No, no me importa, que quieres decir con eso
- Ya nada, pero te importan tus padres??
- Claro, los quiero mucho

Se oyeron gritos en la parte donde estaban mis padres, al revisar el lugar todo estaba en llamas, mis padres en medio de todo el caos revolcandose en fuego, quería llorar, quería escapar, pedía ayuda pero nadie aparecía, la risilla del muñeco estaba detrás mio, me empujo hacia delante, quemandome el brazo, con la otra mano agarre al muñeco y bote al muñeco al fuego, este mostró una cara humana cuando era quemado, salí vivo pero mis padres, no, en la casa de Augusto se encontraron 3 cadáveres y un muñeco, eran Augusto y sus padres, de ello pasaron ya 15 años, y estoy parado en la misma casa de donde salieron esos muñecos, el árbol sigue allí y muestra nuevas señales de haber sido cortado, al tocar la puerta la misma señora me abrió, la atine el mayor golpe de mi vida, mientras ella se reía y decía, mira cuantos muñecos dio el árbol donde enterré a mi esposo e hijo, detrás de ella docenas de muñecos y al instante era empujado, todo es rojo y dolor es lo único que siento, padres iré a verlos