miércoles, 22 de septiembre de 2010

LA NIÑA Y EL CEREZO

Como en todo pueblo siempre hay historias que sobrepasan el entendimiento humano, entre ellas la historia de una niña que siempre se la pasa llorando en las raíces de un cerezo, según cuenta la leyenda local esta niña mata a cualquiera que este caminando por esta zona, despellejandolo y exponiendo su cadáver en el árbol donde siempre llora, a que les da miedo, decía Rolando ni bien empezamos a acampar a las afueras de la ciudad, a este escape nos fuimos Rolando, Anabel, mi novia Cintia y yo, nadie de nosotros se esperaba las cosas que pasarían allí.

 Justo después de que Rolando terminaba de asustar a su novia y la mía, mientras yo me reía de la ingenuidad que mostraban estas chicas un sonido casi imperceptible nos alarmo, del arbusto donde provino salio un hombre de aproximadamente 40 años mostraba síntomas de desnutrición y al vernos parecía como si lloraría pero las fuerzas le abandonaron primero, cayendo estrepitosamente en el suelo, el hombre se había desmayado, sin avernos repuesto de la impresión apresuramos a reanimar al hombre, el abrió un poco los ojos y algo adormilado nos exclamo – Saquenme de aquí, no quiero morir, por favor saquenme de aquí – El primero en alarmarce fue Rolando, mientras que Cintia y yo nos reíamos – Realmente crees que vamos a creer esta broma Rolando – Rolando mostraba señales de que no era el, pero nosotros no podíamos creer ello, Rolando quería volver solo, pero Anabel decidió seguirle, dejamos al hombre en la tiende donde dormirían Rolando y Anabel, mientras nosotros dormimos en nuestra propia carpa.

La mañana no presagiaba nada mala, al salir no reconocíamos el lugar donde estábamos, estábamos frente a un cerezo del cual se podía ver que estaba muerto y absolutamente nada crecía alrededor de el, lo único que difería de ese color gris era el hilo rojo que se mostraba deslizándose por el árbol, miramos la parte superior del árbol y allí estaba el hombre, estaba colgado de sus intestinos, su piel fue arrancada, solo su cara era visible, Cintia grito lo mas que pudo, mientras Rolando aparecía de la selva, estaba solo, y manchado de sangre.

-    Que te paso, por que volviste?
-    No era mi intensión volver – dijo sudado y con nervios – caminamos y nos dirigimos donde están los carros, pero al llegar allí estos estaban destruidos, decidimos volver para avisarte pero algo jalo a Anabel y la agarre de la mano y se la llevo – sus ojos poco a poco se humedecian – no podía creerlo seguí a la fuerza que arrastraba a Anabel, quería salvarla pero cada metro que se alejaba mostraba mas heridas en su cuerpo, hasta que la perdí de vista, un rastro de sangre me permitio seguirla y encontrarla ella esta a unos 100 metros de aquí, vi el cuerpo de ese hombre en la copa de ese árbol
-    Pero, como llegamos aquí?
-    No lo se, al igual que no se quien destruyo nuestros carros, llevo a Anabel y mato a ese hombre – apunto al árbol, pero el cadáver del hombre no estaba ahora estaba el de Anabel, su cuerpo estaba despedasado, cada uno de sus miembros estaba separados en una rama diferente, no pude mas y vomite
-    Que pasa aquí – repuse
-    No se pero no pienso quedarme a averiguarlo dijo Cintia

La agarre de la mano y caminamos rápido, no percatamos que Rolando no nos seguía, esa fue la ultima vez que lo vimos, lo ultimo que supimos de el fue un grito cortante que vino de muy lejos, ninguno de los dos quisimos volver, si volvíamos podríamos ser los próximos pensábamos, teníamos miedo de ir por el bosque ya que cualquier cosa nos podría esperar allí y decidimos seguir el camino del rió, era ya tarde, calculabamos que llegaríamos a la pista en la mañana siguiente, no cruzábamos palabra desde hace tiempo, hasta que una figura nos alerto, era una niña que estaba acostada entre las piedras, ella intento acercarse, yo la detuve con una mano, ella recalco que solo era una niña, se acerco corriendo, mientras se acercaban sus pelos se entretejían en sus piernas de Cintia, yo grite alejate ella pudo ver sus pies pero no a tiempo, como si de una muñeca de trapo se tratare, fue arrojada a aire cayendo estrepitosamente detrás de la niña donde sus pelos buscaron su inerte cuerpo y la rompieron en dos, no podía creerlo, el amor de mi vida murió en mis ojos

La niña reía, su sonrisa endemoniaba al principio me causaba pavor, la cólera que tenia hacia eso me  permitio avalanzarme contra su cuerpo, el golpe le mando hacia atrás desvaneciéndose pero en medio de ello un mecho me toco la mano y me lo corto, el sonido en la selva me alertaba de algo, me lance al rió, al despertar estaba en un hospital, me encontraron al costado del puente, logre salvarme pero siempre tendré en mi mente todos esos sucesos y siempre soñare con ese demonio que se disfrazada de niña.

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