miércoles, 10 de febrero de 2010

Apostándose la vida

“La vida es una apuesta”, esa siempre fue la frase que repetía desde que entre a ese mundo, si señores, soy un apostador crónico, soy del tipo que nunca pierde, mas de una oportunidad podía sacar la quinta as de la baraja, nadie me ganaba, el juego, las mujeres y las drogas siempre eran parte de mi vida, a mis 55 años no había juego que no ganara, juego que no conociera, todo lo que era se lo debía al juego. Desde mi casa, hasta las mujeres que poseía con locura.


Volviendo de otra noche de buena racha, me encontraba en el auto, un deportivo, la idea de pasar con una nueva mujer la velada me excitaba, en el camino a mi casa, el coche se detuvo al frente de un casino que nunca había visto, en el acudían personas de diferente calibre, algunos delgados como si fueran pordioseros y otros mostraba de muchas maneras las comodidades que poseían, la curiosidad pudo conmigo, junto con mi acompañaste ingresamos, ella me pidió salir, yo simplemente dije, unos dados y nos retiramos, este casino no me vencerá. Me venció, y con ello todos los bienes materiales que tenía, ¿Desea continuar?, pero no tenia nada que dar, la mujer por sus cosas, todo o nada, ella no pudo decir nada y acepte de inmediato, perdí mas rápido de lo que había aceptado depositarla.

Aposte cada uno de sus dedos, lo que quedaba en sus manos, hasta su corazón despedazado no me ayudo a recuperar lo que fui, ni mis propias partes de mi alma, ahora no soy nada, no estoy ni siquiera entre los muertos pues mi alma esta en ese casino, donde lo perdí todo, mi fama, mi fortuna, mi amor y mi alma

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