Las pequeñas gotas predecían que pronto un aguacero caería sobre nuestro poblado, aunque lo llamara poblado éramos solo un pequeño conglomerado de familia que no llegábamos ni a 100 casas, aunque no conocía el nombre de todos mis vecinos podría reconocer el rostro de cada uno de los que vivían aquí, es por ello, que me sorprendió ver aquella figura femenina mirando las gotas que caían es sus blancas manos, era hermosa, podría decir que su imagen contrastaba al estar en este empobrecido lugar.
La admire por algunos segundos hasta que empecé a notar que lo que parecía un pequeño aguacero, inesperadamente tomaba fuerza, tanto de caudal como de viento, impidiendo que la siga admirando, para bien o para mal ya me encontraba en mi casa, entre sin esperar un saludo, a mis 28 años no tenía pareja y solo tenia esta casa maltrecha que compre de ocasión a una pareja de ancianos que fueron a vivir con sus hijos en una gran ciudad.
Al entrar prendí la estufa que me dejaron la pareja de ancianos y dispuse a calentar agua para enfriar mi cuerpo, mientras dejaba mi ropa en el perchero me asome por la ventana, con la intención de cerrarla para que el agua no entrara a arruinar la casa y ahí se encontraba la extraña mujer, sus cabellos dorados revoloteaban mientras su vestido blanco se volvía pesado con el agua que la empapaba, era una vista extraña, parecía que su cuerpo no tocaba el agua, pero sus prendas si, su baile a cada momento se hacía más rápido y mas complejo mientras que la ahora tormenta mostraba sus colmillos a nuestro pueblo, simplemente quede cautivado, el contraste de belleza y destrucción era hipnótico para mí, y parecía que no era el único, los vecinos alrededor también tenían sus ventanas abiertas y no les importo que dos tornados se formaban alrededor de la mujer.
Gritos espantosos se escuchaban alrededor, posiblemente por los limites del pueblo, pero era intrascendente para nosotros, lo mas importante ahora es ver el baile de la dama, los tornados que a un principio se abrieron paso a los límites del pueblo se acercaban mas a nosotros, el centro del pueblo, los gritos empezaban a ser silenciados, solo quedábamos unas 3 casas, cada uno de nosotros estaba absorto mirando el baile mientras madera barro era levantado por el lugar, aunque sabia que pronto nos tocaría a nosotros no me importo seguir observando a esta diosa, una de las casas fue víctima de un tornado, mientras la casa era destruida pude ver los cuerpos de los que hasta hace poco Vivian allí, aunque sus articulaciones eran destruidas no podían dejar de verla, otra casa fue victima de este desastre, pude ver a pequeñas niñas, hijas del dueño de la casa gritar horrorizadas, pero no duro mucho tiempo.
Ahora en mi turno, el techo crujía, el tiempo se me parecía eterno, los dulces movimientos de la ninfa se ralentizaban, la parte inferior de la estructura fue despedida al cielo, no me importaba, seguiría el mismo destino que todos aquí, mas el baile estaba terminando, el viento empezaba a suavizarse, las columnas empezaron a caer, el techo amenazaba con sepultarme, pero no pude dejar de ver, solo al final pude ver el semblante de la mujer que me cautivaba, solo podría describirla con celestial, como ángel de la muerte que vino a sacudirnos, pero solo duro un segundo, lo ultimo que recuerdo es que todo se oscureció, la casa colapso.
Pasaron años, no pude olvidar a esa mujer, pero si olvide el nombre del poblado, con los años, me fueron llamando como el viejo de la lluvia, buscándola siempre recorro la ciudad buscándola, quiero volver a ver esa danza tan caótica, quiero verla de nuevo
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